viernes, febrero 09, 2018

EL MERCADO PENQUISTA DONDE PASEABAN LOS PENCONES

La bullente vida del ex mercado central de Concepción.

          El incendio del mercado de Concepción, ocurrido en abril de 2013, que fue un impacto doloroso para los penquistas, también afectó a la gente de Penco acostumbrada a visitar ese pintoresco recinto para hacer sus compras o para comer algunas de las especialidades reconocidas en el país: los mariscales, las cazuelas o los reponedores caldos de cabeza, por ejemplo. Cinco años después de ocurrido el siniestro la comunidad sigue en veremos.
          Ese mercado, con su excelente ubicación en el centro de la ciudad, recibía la visita de miles de clientes, afuerinos curiosos y turistas. Pasar por el sector de las cocinerías era terminar sentado a una mesa comiendo algún platillo, persuadidos por las insoslayables ofertas de las vendedoras que salían a los pasillos a captar clientes. En las  carnicerías se vendían los mejores cortes a elección; las rotiserías exhibían una variedad de sabrosos quesos de la zona (recuerdo el queso Puffe, por ejemplo); en las pescaderías se fileteaban las merluzas llegadas directamente de Talcahuano; a su vez las frutas y hortalizas eran el orgullo de los comerciantes del rubro.
Por años el ex mercado ha lucido su esqueleto de ballena en pleno centro.

          En el mercado penquista se podían encontrar los más exóticos frutos de los bosques de la zona. Inigualables eran las nalcas de Lebu, los digüeñes y las pinatras, los chupones, los queules, el maqui, el fruto del copihue, la murtilla, las moras, etc. Allí la gente de campo tenía espacio para vender ese tipo de productos provenientes de fuera de la línea liberal de la economía y ganar algún dinero. Eso, que se reunía, mezclaba y confundía allí, se perdió a causa del incendio y por la desafección de las autoridades; hoy sólo es posible hallarlo en forma dispersa.
          El incendio fue una enorme pérdida material, cultural y afectiva para la zona. Los pencones guardan incontables recuerdos, en particular los niños quienes en los días de invierno saltaban de felicidad cuando un viaje a Concepción era pretexto para pasar allí a comer un plato de picarones. En ese sentido, era lugar para paseos familiares.
Vista interior de lo que quedó.

         El mercado de Conce, del que estamos hablando, fue construido en 1940 y entre sus arquitectos estaba el húngaro Tibor Weiner, un aventajado cultor del Bauhaus. Su historia personal narraba que huyó de la persecución nazi por lo que llegó a Chile en el vapor Winnipeg, aquel que Pablo Neruda puso a disposición de refugiados de la guerra civil española (1) . En la línea de su construcción seguramente gravitó la terrible experiencia del terremoto de 1939. Se buscaba entonces --y se busca todavía-- alguna fórmula conveniente que evite el colapso de un inmueble de grandes dimensiones sometido a la fuerza sísmica. El aspecto de un hangar daba esas seguridades. Lo que vino después lo construyó la cultura popular.
Aspecto del ex mercado por la calle Rengo.

          Los pencones mayores no olvidarán que el servicio de transporte a nuestra ciudad, que se iniciaba en la plaza España, frente a la estación, seguía por la calle Maipú y tenía un paradero junto a la vereda de ese clásico centro de comercio. Allí la gente tomaba las micros para regresar a Penco con las compras del día y las novedades y los infaltables comentarios de lo visto y oído en el mercado de Conce.
Otra imagen del interior del mercado tomada de nuestro archivo.
(1) Fuentes históricas de la Esc. de Arquitectura de la Universidad de Chile aclaran que Tibor Weiner y su esposa Judith Vadja no fueron pasajeros del "Winnipeg". La confusión se produce porque el barco que los trajo a Valparaíso zarpó del mismo puerto francés del que salió la nave contratada por Neruda: La Zarraz. Por esa razón la pareja arribó a Chile después del Winnipeg, en otro buque.

COMENTARIO:
Hola Nelson. Recién leí tu blog del mercado de Concepción. Ayer recorrí el Mercado Agrícola de Montevideo, y mira como es la telepatía, me hizo recordar el mercado de Concepción. Bajo una estructura abandonada, se armó una moderna distribución de locales comerciales, que, sin embargo, hacen un conjunto armonioso con la identidad local. Un modelo a seguir para recuperar el espacio patrimonial penquista. Un abrazo. Jaime Robles, presidente de la Sociedad de Historia de Penco desde Uruguay. (Se agregan fotos).

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