martes, marzo 13, 2018

EXTRAÑEZA EN PENCO PORQUE CONCEPCIÓN QUERÍA SER PUERTO COMERCIAL

               El Biobío a plena capacidad en invierno hizo soñar a algunos en un 
posible puerto en Concepción.
           Toda la gente en Penco hablaba lo que decían las noticias  en 1958 que el gobierno había enviado una comisión de expertos para estudiar la factibilidad de convertir a Concepción en un gran puerto comercial. Lo anterior era parte de una antigua aspiración de canalizar el río Biobío, ganar terrenos y diseñar un terminal portuario.  Algún inteligente –con mucha influencia, por cierto-- empujó ese descabellado tema del puerto fluvial en la agenda pública el que creció como bola de nieve, que la capital de la provincia se parecería a Hamburgo en Alemania o a Valdivia, en el sur de Chile gracias a este inédito proyecto. Sin duda que debieron darse entusiasmados debates tanto en la municipalidad penquista como en la intendencia, al punto que el gobierno central, a través de la Dirección General de Planeamiento tomó cartas en el asunto y mandó a dos ingenieros, los señores Osvaldo Ferreira y Carlos Guzmán a echar un vistazo  y verificar si la idea era factible o definitivamente desmitificarla, previo estudio presencial. En efecto, ambos viajaron en tren desde Santiago el 11 de julio de 1958 para realizar el mentado estudio técnico.

               El diario La Patria (medio hoy desaparecido) publicó en su primera página la actividad de los mencionados ingenieros. Apelando al sentido común, el título adelantaba que tal proyecto era utópico, o sea, imposible. Pero, los expertos ya estaban aquí así que había que seguir sus pasos. 
               Comenzaron mirando la hermosa desembocadura del Biobío, recorrieron la ribera norte hasta el área de la estación de ferrocarriles en la avenida Prat, hicieron sondajes y conversaron entre ellos.  El primer «pero» de la idea fue la barra de arena insalvable en la desembocadura. ¿Qué embarcación comercial podría entrar y salir por allí? En forma peregrina, se decía que ese problema podría enfrentarse con diferentes planos (¿exclusas o algo parecido?), pero que acometerlo sería económicamente una locura. En definitiva, la idea de un puerto comercial penquista se desestimó en la parte técnica, pero la resolución final debía darla Santiago. Sin embargo, los ingenieros sugirieron aplicar una técnica de diques para ganarle terrenos al río y poder así disponer de espacios para proyectos inmobiliarios, propuesta que tomó cuerpo, pero muchos años después.
La barra de la desembocadura fue uno de los obstáculos para que Concepción
no fuera puerto fluvial.
                En todo caso, valga señalar que en conocimiento de todas estas movidas, los choreros estaban muy preocupados porque si el puerto de Concepción era realizable y se tomaba la decisión política de construirlo, adiós desarrollo portuario comercial de Talcahuano.
            Adelantada ya la noticia del mito del puerto penquista, en Penco se seguía hablando del asunto y salían otros rumores, que había unos especialistas que ofrecían canalizar el Biobío a sólo unos cuando metros de ancho, a condición de que el mayor porcentaje de la tierra recuperada pasara a ser de su propiedad, postura que el estado rechazó de plano, según decían. El Biobío pudo ser navegable en tiempos muy pretéritos cuando no se habían talado los bosques nativos, hecho que generó la gran erosión de años que finalmente embancó el  lecho del río.
  

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